“La historia nos dice continuamente que no hay lugar para la esperanza. Pero si abrimos los ojos de nuestro corazón nos damos cuanta que sí, que la esperanza existe y da vida.” (Papa Francisco)
Queridos amigos,
termina el año y nuestra comunidad monástica quiere desearos a todos vosotros una feliz y santa Navidad.
Allá por el mes de octubre cerrábamos nuestra Casa de peregrinos después de meses intensos de acoger y recibir a muchos peregrinos en camino a Santiago. A través de ellos y de tantos otros encuentros que hemos tenido a lo largo de todo este tiempo, hoy como ayer podemos decir que sí hay lugar para la esperanza, para la reconciliación, para la alegría… para una nueva vida.
Nuestra comunidad disfruta ahora del tiempo de invierno, en donde la tranquilidad el silencio y la soledad, propia también de nuestro ser de monjes, se hace más evidente.
Desde hace unas semanas se ha incorporado a nosotros un nuevo monje, el Hermano Leandro. Al igual que hace unos años viniera el P. Clemente desde Corea a nuestro monasterio en Rabanal, el Hermano Leandro de Venezuela viene también por un tiempo para ayudar a esta pequeña comunidad en su quehacer misionero en el Camino de Santiago. Cuatro monjes de distintos continentes, Asia, América y Europa -el P. Pius pasó gran parte de su vida en África- que se convierten en un extraordinario reflejo de las múltiples culturas, razas y procedencias de los peregrinos que caminan a Santiago.
El nuevo año nos traerá a todos nuevos horizontes y nuevos retos, nuevas alegrías… y tristezas, fracasos y esperanzas… es la vida del hombre siempre en continuo movimiento. Quiera el Señor acompañar y bendecir cada uno de los días de este nuevo camino que estamos a punto de comenzar.
Feliz y santa Navidad