El pasado mes de mayo comenzamos las obras de ampliación del Monasterio. Sobre una propiedad contigua que compramos hace tiempo, hemos proyectado la construcción de un nuevo refectorio, que dará respuesta a las limitaciones de nuestro actual refectorio cuando acuden huéspedes.
La propiedad colindaba desde el sur con nuestra hospedería y refectorio. Se trataba de una antigua casa familiar, con varios establos, en la que vivieron nuestros últimos vecinos, Ursulino y Elvira.
Hubo que proceder a la demolición de la antigua vivienda, para preparar el solar en el que se iba a edificar el nuevo refectorio y el jardín adyacente que lo complementará.
A continuación se procedió a la nivelación del terreno y a la construcción de la sala que albergará el nuevo refectorio.
Hemos seguido con atención las obras, que con gran pericia ha dirigido la arquitecto doña Virginia González, con quien mantenemos una antigua relación de amistad y confianza. A veces, incluso, hemos tenido que subir a los tejados para revisar los detalles de las cubiertas.