EGIPTO
MONASTERIO DE SAN ANTONIO EL GRANDE
El 9 de marzo de 2018 celebramos la inauguración oficial de los benedictinos de los coptos en Egipto en una ceremonia presidida por su Beatitud Ibrahim Ishaq Sidrak, el patriarca católico copto de Alejandría.
El sueño de los benedictinos de los coptos se hizo realidad cuando en 2014 un monje de la congregación, el padre Maximilian Musindai, que estaba en Egipto realizando una investigación académica de estudios árabes e islámicos atrajo providencialmente a algunos jóvenes egipcios, los cuales, después de vivir con él, manifestaron su interés por ser monjes benedictinos.
La primera casa, dedicada a San Benito, está ubicada en Mokattam, en el Cairo. Hay otra, el futuro monasterio, dedicada a San Antonio el Grande, y está situada en la provincia de Ismailía, en la parte nororiental de Egipto, cerca del canal de Suez. La casa se asienta en una granja agrícola de unas 18 hectáreas. En la granja cultivamos aceitunas, mangos y, últimamente, dátiles.
La comunidad cuenta por fin con un monje profeso solemne, tres jóvenes profesos temporales, tres postulantes, un candidato a oblato (un sacerdote católico copto) y varios jóvenes interesados. Dos de los miembros de la comunidad son kenianos mientras que el resto son egipcios.
¿Qué es lo peculiar de nuestra fundación?
1.- Egipto tiene una población de unos 102 millones de personas. El 90,91% de la población es musulmana sunita. Los cristianos coptos ascienden al 8,08%. Otros cristianos suman 1,01%. Un 95% de los cristianos coptos es ortodoxo. Los católicos coptos son aproximadamente el 4,98% (unas 250.000 personas) de los cristianos coptos de Egipto. La iglesia católica de Egipto se compone de los siete ritos católicos (copto, romano, antioqueno, armenio, bizantino, maronita y caldeo).
2.- En Egipto somos como una gota de agua en un océano musulmán sunita. En segundo lugar, somos una congregación monástica católico romana en la cuna del monacato cristiano cuyos grandes monasterios (ortodoxos) están prosperando. Podría resumirse en que todo lo que necesitamos para establecernos plenamente en Egipto es construir relaciones con todos sin discriminación alguna a través de la escucha, la humildad y la paciencia.
3.- Nuestra fundación ha respondido a las necesidades de la iglesia católica copta local en Egipto. Nuestra presencia ha dotado a dicha iglesia de la primera comunidad monástica. Por ello contamos con el apoyo cerrado del sínodo de los obispos, de los sacerdotes e incluso de las familias felices de que sus hijos que desean ser monjes tengan un lugar al que acudir.
14 Junio
Mi mochila
Judy Foot
En 1995 fui de peregrinación a Santiago de Compostela con una mochila azul a la espalda. En su interior llevaba: calzado de repuesto, poncho, muda de camiseta, jersey abrigado, calcetines, saco de dormir, botiquín de primeros auxilios, navaja suiza, botella de agua, guía, diario, lápiz, neceser, linterna y rollo de papel higiénico. Caminé durante treinta y tres días. Esta peregrinación supuso un cambio significativo en mi vida.
Durante los últimos cuarenta y cuatro días (mientras escribo) he estado aislada en mi granja al sur de Inglaterra. Pienso en la Peregrinación que me espera. En el viaje que a todos nos espera. Necesitaré una mochila para llevar lo que me haga falta en el futuro. La mochila no será azul, será muy pequeña, ligera de peso y sin el material que llevé a Santiago. En su lugar llevo solamente cinco botellitas. Cada botella tiene un tapón que puede abrirse en todo momento. Las botellas contienen lecciones y experiencias. Siempre podré revivir o revisitar su contenido:
Primera botella: abro la botella que desprende un olor a hierba recién segada dispuesta en hileras sobre los campos. Es el forraje que comerán mis vacas el año proximo para producir leche. El olor es embriagador. Evoca la necesidad humana básica de alimentarse. Sin embargo, me doy cuenta de que no sólo de pan vive el hombre; necesita experimentar los más pequeños detalles de los ingredientes de la vida.
Segunda botella: de esta botella se destapa a cámara lenta la imagen de la tierra despertándose en primavera, los capullos henchidos, las hojas que se despliegan, los brotes verdes que empujan a tientas bajo la tierra y como por milagro se expanden y crecen en forma de plantas y de belleza. La primera rosa de mi jardín, que lleva el nombre de una gran jardinera inglesa, Gertrude Jeckyll, permanece escondida en un rincón del mismo, tímida y como avergonzada de su belleza. No hay por qué ponerse ropa elegante, me dice: «Mirad los lirios…».
Tercera botella: los dedos tocan el piano y desgranan el segundo concierto para piano de Chopin. Una pura emoción controlada alimenta el alma. Es el espacio entre las notas lo que brinda la oportunidad de acoger el regalo de la música. Después, el silencio; la música termina. Reina la quietud. Hay espacio para que una alondra cante en lo alto del cielo. Está fuera del alcance, pero no del alcance de mis oídos. Ahora yo también puedo aspirar a ascender a alturas nunca antes imaginadas.
Cuarta botella: me llevo la botella a los labios y un agua fresca entra a sorbos en mi boca. El agua procede de una perforación a gran profundidad en la región de los Chalk Downs, y es néctar. Es el agua de mi vida. Mi cuerpo se compone de ella y lo reabastezco a diario. Está ahí de forma gratuita. La renovación llega cada mañana cuando me despierto. Un nuevo día, hora de recibir las nuevas posibilidades que ofrece esta tierra. Dios nunca me ha defraudado. Cada noche, cuando poso la cabeza en la almohada, siempre encuentro algo por lo que estar agradecido.
Última botella: la primera prescripción del confinamiento fue lavarse las manos con frecuencia. Utilizo un jabón suave de color marrón de la marca Pears. Forma una espuma delicada que me besa las manos. Me siento guiado a recitar el Padrenuestro cada vez que me lavo las manos. Lo que supone «Padre nuestro…» diez o más veces al día. Como si fuese un mantra, este hábito se ha convertido en una meditación o, a veces, en una reflexión profunda.
Esta sensación física, sin embargo, es algo superficial respecto de los sentimientos del alma. Para muchos, la tragedia, la pérdida, la privación, la soledad y una pavorosa inquietud son inmensas. Incluso en los más privilegiados prevalece una emoción dolorosa. Es sumamente importante que esta última botella se abra con cuidado y siempre en un lugar silencioso.
Mi casa se ha convertido en muchos sentidos en un convento donde hay silencio y la oportunidad de buscar al Dios que ha estado siempre presente en mi vida. Él ahora ha parado el mundo y concedido tiempo para pensar, reflexionar, orar y emprender un Nuevo Peregrinaje.
Cuando llegué a Santiago, hace ya todos estos años, supe que el recorrido había sido lo más importante.
Confío en que, con esta mochila más ligera, pueda acometer este próximo peregrinaje, por corto o largo que sea, con la ayuda de Dios y de su «don de tiempo».
Acuérdate, oh Señor, de todos los santos que te han sido gratos desde el principio.
Nuestros piadosos antepasados: patriarcas,
profetas, apóstoles, predicadores, evangelizadores, mártires, confesores,
y todas las almas de los creyentes que conservaron la fe,
y la primera en Gloria:
la Bienaventurada Inmaculada Virgen María que llevó por nosotros la palabra de Dios,
y los padres del monacato,
San Antonio el Grande, San Pablo el Virtuoso,
San Pacomio, padre de la vida monástica comunitaria, nuestro padre San Benito,
y todos los santos,
por sus oraciones y súplicas,
ten piedad de todos nosotros y sálvanos por tu querido Hijo, Jesucristo, cuyo
sagrado nombre llevamos.
Que sus bendiciones santas nos acompañen. Amén.
Gloria a ti, oh Señor; Señor, ten piedad; Señor, ten piedad; Señor, bendícenos. Amén.
P. Maximilian, osb
Gracias a todos vosotros por poneros en Camino; gracias también por ser parte de este pequeño proyecto; gracias por vuestra oración, por vuestra ayuda y por vuestra compañía.
Con tu ayuda contribuirás con bolsas de comida, material sanitario, suministro de agua, kits de limpieza…
Hasta la semana que viene!